El designio de las Estrellas
La semana se había pasado volando y, si bien esa sensación eufórica había menguado ya, seguía sintiéndome feliz, alegre y con un panorama distinto de mi vida.
Pedí permiso a mi tía para salir con mis amigos, al dichoso campamento y, la expresión de sorpresa de mi tía no se hiso esperar, yo, siendo alguien tan sedentario y rutinario, aceptó, aun estupefacta y quizás planteándose para sus adentros, en qué momento crecí tanto y deje de ser el pequeñito violinista que apenas si llegaba a la alacena para prepararme el desayuno para pasar a ser un adolecente casi tan alto como ella.
Después de hablar con ella subí a mi cuarto, el espejo de cuerpo entero que estaba en la habitación antes que la ocupara yo, reflejaba la ventana del piso superior de la casa, y por mera costumbre me mire en él.
Debo medir ya como un metro setenta y siete, mi cabello es castaño oscuro, a veces parece negro aunque por temporadas se me aclara un poco más, lo llevo corto por la reglamentación del colegio, aunque también por comodidad y gusto.
El rasgo que mas sobresale en mi son mis ojos, verdes y brillantes, ni azulinos ni con toques miel, eran de un verde puro y claro, mi mamá, cuando vivía, me decía que tenía dos esmeraldas por ojos, y que era su gran tesoro.
Y ella era el mío, pero supongo que Dios tenía otros planes para nosotros.
Arme mi mochila con ropa y todo lo necesario para pasar un par de días en el campo, mis amigos me habían echo una lista de cosas que podía llegar a necesitar, como una linterna, una navaja, ropa interior de emergencia, y un pequeño botiquín básico del alcohol, vendas, aspirinas y desinfectante.
Pasaron por mí luego del colegio, me despedí de mi tía con un beso, a pesar de las burlas alegres de los muchachos y nos encaminamos al campo más cercano en el auto del hermano mayor de uno de ellos.
Allí nos encontramos con el grupo de las chicas de nuestro colegio, luchando para armar su propia tienda entre histeriqueos, grititos de emoción al vernos llegar, rezongos, quejas, en fin, todo lo que un grupo de cinco damas adolecentes puede llegar a padecer al pasar una noche en la naturaleza.
Al vernos llegar, Alexia, la más bajita de mis compañeras salto a mi cuello gritando de alegría, ella era la más efusiva sin duda, su vocecita era aguda y algo chillona, como la de una niña pequeña, sumándole que hablaba rapidísimo, apenas estaba terminando de asimilar su saludo cuando ya me había contado toda su semana.
Y ahora estaba feliz porque me había dignado al fin, sumarme al campamento, convirtiéndome en guía, líder y protector del grupo de las chicas, no sé por qué, pero las chicas confían mucho en mi, quizás es por mi carácter suave y desentendido de los amoríos adolecentes, o mi aire de hermano mayor protector y servicial que siempre me llevaba a acompañarlas cuando tenían miedo o a escucharlas cuando tenían un problema.
- Hijiri nii chaaan- por enésima ves Alexia exclamo esas palabras, para tu información, Alexia es fanática de los dibujos japoneses, llamados anime, tanto que se inscribió en un curso de japonés y ahora habla a mitad japonés mitad castellano.
-Alexia, me llamo Sebastián, no Hijiri- mi respuesta era definitiva y aunque la había dicho en un tono amable, era ya cansino que siempre me llamar como uno de sus personajes favoritos, solo por tocar el violín.
Alexia se fue alegre, como si yo no la hubiese regañado, y empezamos a armar nuestras improvisadas viviendas y a prender el fuego, para el anochecer ya había una acogedora fogata y una cena a base de ensartar cosas en ramitas y tostarlas...
La charla se había hecho amena, pero tanto beber líquidos había hecho que me pusiese de pie y buscase algo de privacidad, y de regreso puse observar una inquietante silueta sentada en una piedra contemplando las estrellas.
No era de mi grupo, pero sin duda debería tener mi edad o un poco más. De cabello largo, castaño tirando a claro y recogido en una larga trenza. Al principio lo confundí con una chica, pero más de cerca pude notar no solo sus facciones masculinas sino también su cuerpo bien formado para nada femenino.
Me acerque haciendo algo de ruido con las pisadas, para que se percatara de mi presencia y le vi sonreír de forma suave, atractiva.
- ¿te perdiste gatito?-
Me lo había preguntado en un tono tan tranquilo que parecía conocerme toda la vida, sonreí por reflejo, porque esa persona me agradaba, con solo escuchar su voz.
- no, he... yo vine con unos amigos de campamento... por ahí- señale el aura naranja que provenía de la fogata del grupo - ¿y tú?- pregunte acercándome más y notando que se hacía a un lado, me senté junto a él - es sospechoso ver a un chico solo en medio de un claro de un bosque sin un grupo de amigos-
- si soy sospechoso, tu eres un tonto por confiar de alguien potencialmente peligroso- respondió con aire tranquilo, pero señalo unos metros más adelante donde había una motocicleta todoterreno - necesitaba paz...- murmuro en un tono más bajo que me hiso sospechar que no estaba bien.
-hey... vamos ánimos... digo...- con total confianza, cosa rara en mi, le palmee la espalda y el chico me miro, su sonrisa era hermosa, pero sus ojos reflejaban una tristeza muy profunda.
-¿crees en las estrellas?- preguntó el mirando hacia la luna y los cuerpos celestes que iluminaban el cielo.
-bueno... yo... algo, soy de piscis- respondí sin entender bien porque no podía quitar los ojos de aquel chico
El a su vez me miro, supongo que al notar que yo no le sacaba los ojos de encima y me sonrió.
- Demian- se presentó estirando su mano para estrechar la mía.
-Sebastián- respondí estrechándosela y sonriendo aun mas , no sabía que me pasaba pero lo estaba disfrutando , su mano era cálida y el apretón había sido amistoso, de confianza lo que conminaba a la perfección con su sonrisa y su voz que infundía paz.-un placer Demian... -
Volví a mirar las estrellas y ahora note que yo era el observado, moví mis piernas un poquito, es un tic que tengo cuando aprendía a marcar el ritmo de niño.
-¿Sabes leerlas?- me preguntó curioso y yo moví mi cabeza de forma negativa, a lo que el soltó una suave risa mostrándome las diferentes constelaciones.
- Sabes mucho de estrellas-
- Mi mamá es astrologa- me respondió como si fuera lo más común del mundo -me enseño a leer las estrellas cuando era chico-
-¿Y qué te dicen?-
El miro el cielo y frunció un poco el seño como pensativo...
-que Venus esta alineado con piscis y un capricornio con el corazón roto conoció a alguien muy interesante-
Le mire notando un leve calor en mi cara, apenas leve y algo dando saltitos en mi estomago.
-¿eres de capricornio?- le pregunte como tonto a lo que el asintió
-¿y qué paso? ¿Quién te rompió el corazón?- pregunté así de sopetón y después entendí que me estaba metiendo demasiado en su vida, pero cuando pensé que me mandaría a callar, sonrió de esa forma tan atrapante y negó -yo soy ayudante en la iglesia del centro... y él es un escritor que buscaba inspiración, me hablo mientras terminaba de guardar las cosas luego de misa ... una cosa llevo a la otra y me beso ... me llevo al cuarto que hacía de oficina y... supongo que te imaginaras el resto-
Sintiendo que el calor de mis mejillas aumentaba y desviaba la mirada avergonzado por lo que me estaba contando, mas Demian siguió con una calma melancólica y dolorosa, como quien relata un triste recuerdo de antaño - un mes después de convertirme en su pareja le vi... besándose en el parque con otra persona... no me atreví a decirle nada, simplemente salí corriendo... y aquí estoy, cada vez que me siento solo vengo aquí a hablar con las estrellas...-
Me quede en silencio y no pude evitar echar mis brazos a su cuello y abrasarle unos segundos, notando como levantaba la cabeza sorprendido, y sus ojos reflejaban las estrellas que nos acompañaban.
A lo lejos sentí la voz de Alexia llamándome entonces me puse de pie.
-me tengo que ir...- sonaba a disculpa -yo... estudio en la secundaria del Sagrado Corazón, si bueno si alguna vez quieres podemos encontrarnos...-
No sabía cómo decirle que quería volver a verlo, que quería ser su amigo. El me sonrió de forma suave y simpática.
-Sebastián, ¿alguna vez besaste a otro chico?-
Me quede con la cara congelada y negué despacio, notando que otra vez un ardor en mi cara.
- Nos vemos... voy a pasarme por tu colegio en la semana-
Asentí aturdido y salí corriendo, aguantándome los regaños de mis compañeras y las burlas de mis compañeros que habían pensado que había comido algo medio crudo y estaba cavando hoyos por el campo.
Ya cuando estábamos acostados en las carpas, me quede mirando las estrellas por la abertura de la tienda... las estrellas seguian brillando.
`` Venus esta alineado con piscis y un capricornio con el corazón roto conoció a alguien muy interesante´´
Me quede dormido preguntándome eso, sin poder evitar en soñar con esa maravillosa sonrisa, y relacionarla inmediatamente con su última pregunta... caí en la cuenta que era la primera vez que me sentía atraído por un hombre...
¿Habría sido de verdad, un destino escrito en los astros? ¿Un Designio de las Estrellas?...