domingo, 2 de diciembre de 2012


Regresando de nuevo a la mansión , pase por el parque por el que siempre solían estar los compañeros  de Adrian pasando el rato, pero con este frio, a casi nadie le apetecía salir , nadie salvo a un grupo de chicos que parecían estar riéndose de algo.
Algo me llevo a acercarme, podía verse una riña , o más bien un adolescente enorme, pegándole a algo acurrucado en el suelo, por lo general no suelo meterme  en esas cosas, pero entonces pude ver desparramados en el suelo un monton de hojas con una caligrafía que  reconocería en cualquier parte, era el cuaderno de notas de Adrian …
Sin dudarlo corrí al grupo de chicos, tomando de la solapa al sujeto y le quite lejos de aquella persona hecha un ovillo en el suelo, solo pude distinguir sus cabellos platinados, largos y ahora enredados , mientras sacaba de mi bolsillo aquel útil cortaplumas y lo ponía debajo del cuello del chico.
-Alejate ahora mismo- susurre con un tono gélido, muy extraño en mi, casi podía sentir como el terror inundaba los ojos de aquel chico y salía corriendo apenas afloje un poco el agarre, al parecer el cortaplumas, visto rápido, parecía una peligrosa arma mortal a manos de un loco asesino seguido de su sequito de monos cavernarios.
-Adrian…-
Me arrodille a su lado, levantándole y acomodándole los cabellos, el al principio no parecía reconocerme, pero luego se aferro con un grito ahogado a mi abrigo, acurrucándose ahí y sollozando con  fuerza, partiéndome nuevamente el alma en mil pedazos , ¿Cómo había podido pensar que mi hermosa mariposa estaría bien? Ahora podía notar la delgadez de su cuerpo , la ropa le quedaba grande y sus ojos ahora rojos por las lagrimas estaban arruinados por dos oscuras ojeras, ahora me daba cuenta, que la peor amenaza para Adrian, era haberle dejado desprotegido en un mundo cruel, haber dejado una tierna y delicada mariposa a merced del frio, y ahora sus alas estaban dañadas, como lo estaba Adrian…
-Perdón, perdóname… nunca voy a volver a dejarte…-
El solo podía mirarme, como si hubiese soñado ese momento todas las noches, solo me acarició la mejilla, no, no era un sueño, era real… éramos reales y fue cuando todo dejo de importarme, solo Adrian, y sus hermosos ojos, sus delicadas manos y su cálido cuerpo protegido entre mis brazos, solo eso…
-Adrian… mi mariposa…-
No lo dude, le estreche con fuerza y acorte las distancias uniéndonos en un beso inocente, el que debimos darnos aquella noche, lo quería… no.. ¡lo amaba! Era mi razón de existir, era la luz cálida que me había quitado de mi eterno invierno… y el tan delicado… no dejaría que nadie más le tocase, nadie.. le protegería de todo, incluso del viento frio que ahora nos envolvía, pero ya no era desolador, sino acogedor, invitándonos a fundirnos aun mas en el abraso.
-Odín… yo…-
Me miro, sus ojos habían recuperado luz, una luz que me veía incapaz de volver a arrebatar, por lo que, selle aquella felicidad con un segundo beso.
-De ahora en más, siempre te voy a cuidar…-

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