sábado, 22 de diciembre de 2012

Pequeños Escenarios Perdidos en el Tiempo

Para Raphael Engel, la navidad pasaba como un día más, la pasaba en la guardia del hospital, aislado de la pequeña celebración que daban los empleados de turno, no porque odiase la navidad, sino porque no se sentía con animos de festejar. Aunque claro, el apodo de "Grinch" , haciendo alución a aquel famoso cuento para niños del personaje odioso que detestaba la navidad.
O al menos, eso era hasta hace dos años, cuando conoció a Alexia, se enamoró de la pequeña chiquilla , era una extraña mezcla de niña curiosa y mujer madura... dentro de su mundo de fantasías, su amada  poseia una gran sabiduría, dependiendo del punto de vista con el que se la mirase.

Por ello cuando la vio vestida con una graciosa falda roja y una chaqueta al mejor estilo navideño, no le sorprendió tanto como a los otros empleados. Sobre todo por el gracioso gorrito de duende que no combinaba con su cabello castaño rojizo.

-Señorita, que se le ofrece- la secretaria la miro despectiva, reconocía a Alexia y según sus palabras "era una chica molesta sin respeto por los empleados de la salud" sin duda, celosa de ser la causante de que el doctor Engel volviese a sonreír - El doctor Engel se encuentra atendiendo una urgencia- mintió antes de que Alexia dijese una palabra.
Pero la chica, lejos de enojarse por la obvia y descarada mentira, o de sentirse menos, solo sonrió más dulce e inocente.
-No vengo a ver al doctor Engel..-dijo suavecito y cargó en su hombro una gran bolsa roja, que hacía un curioso sonido de tintineo....
-Señorita! a donde va?-
La secretaría se puso de pie enfadada, pero Alexia ya había desaparecido.
Furiosa, la mujer dejó su puesto, y fue a buscar al jefe de área, y por supuesto, al doctor Engel, esta era su oportunidad de poner en ridículo a aquella muchachita y que el joven y frió médico viese quien era "más adecuada para ser su pareja"
Seguidas de ambos hombres, abrió la puerta del pasillo por donde Alexia había desaparecido, dando con el área de internados , sorprendiéndose al ver a la joven decorando un árbol de navidad, cantando villancicos y animando a los pacientes que la miraban curiosos, a acompañarla a cantar.
-Se...señorita que hace?-
Alexia se giro para ver a un sorprendido jefe de área y a su pareja, con cara de no saber que estaba haciendo, detrás de ellos, la secretaria saboreaba con anticipación la inminente humillación de la chica.
Pero otra ves la joven pelirroja sonrió, acercándose amablemente al hombre y dejandole un bastoncillo de caramelo en sus manos.
-Terapia- respondió simplemente, dándole otro a su novio, quien lo recibió curioso por el comportamiento de su amada y con un gesto amable dejo otro bastoncillo en las manos de la secretaria.
-Jovencita, los caramelos no son terapia  ni un árbol de navidad...- el jefe trató de explicarle que aquellas personas necesitaban descansar, pero Alexia volvió a negar, regresó a la bolsa roja que llevaba y sacó un libro, regresando y abriendolo.
-En este libro pone que, celebrar festividades ayuda a la producción de endorfinas, lo que hace que el dolor en los pacientes disminuya y se sientan mejor...-
-Señorita, se lo que son las endorfinas... pero ¿que tiene que ver con un árbol de navidad y los caramelos?
 -si están todo el  día viendo la navidad afuera pero no dentro, ¿ como pretende que tengan ganas de generar endorfinas?- respondió Alexia y esta vez fue Raphael el que se mostró sorprendido, reconociendo aquel tomo que la chica llevaba en su mano.
-Lo has tomado de mi biblioteca ¿verdad? - al ver a la jovencita sonreír y asentir, le puso una mano en la cabeza, de forma cariñosa y luego miro al jefe de guardia - Podemos intentarlo, nada perdemos... con tener un poco de .. espíritu navideño-
Ante esas palabras, el jefe ya no podía poner más objeciones, solo la secretaria, que al ver el libro exclamó casi ofendida.
-Ese libro..¡esta en alemán!-
Raphael la miró curioso mientras Alexia miraba el ejemplar de nuevo.
-¿que tiene de malo..?-
-¿Como va a saber lo que pone un libro que no está en ingles? , dudo que una niña como esta sepa más de un idioma...- dijo orgullosa de tener estudios superiores a la muchachita
-.... tiene razón, no puedo saber que dice el libro- dijo Alexia cerrándolo - porque hay muchos términos médicos que no comprendo... -
-Niña todo el libro esta en alemán  dijo triunfante la mujer, mientras Raphael veía serio la situación, pero antes de que dijera algo, Alexia solo sonrió como casi disculpándose.
-El año que viene me recibo de traductora internacional- explicó sencillamente -Je parle français, deutsch, zhōngguó de, mi piace l'italiano,  watashi no sukina ​​ gengo wa nihongodesu-
["Se hablar francés, alemán, chino, me gusta el italiano, pero mi idioma favorito es el japonés" ]

Ante semejante despliegue de idiomas, en una misma frase, la secretaria se comió cualquier crítica o insulto, girándose y marchándose ofendida a su lugar.
-Baka...- murmuró Alexia sonriendo de lado y luego de una fugaz y enamorada mirada  a su novio, regreso a su labor.

Mucho más tarde, mientras todas las familias festejaban la noche buena, dos figuras se acurrucaban en el sillón del gran departamento del doctor Engel.
-Lamento que la recepcionista te hiciera pasar un mal rato- Raphael la tenía envuelta en sus brasos, pegándola a su cuerpo, besaba sus cabellos rojizos con cariño.
-No te preocupes... no iba a que me tratase bien o mal, yo quería ayudar a esas personas... y.... verte- le robo un besito y se acurrucó aun más contra su pecho.
-Eres preciosa.. y única... por eso te amo...- Raphael la abrasó fuerte buscando algo en su bolsillo y dandoselo.
-¿que es?-
-Ábrelo...-
La chica hizo lo que él le pedía , abriendo la caja y encontrándose con un precioso anillo con una gema azul en forma de dos pequeñas alas.

-Raphael... tu...-
El la abrasó más fuerte.
-Quiero que estemos juntos, así, para siempre... pero con la condición amor, de que nunca cambies  tu forma de ser, nunca dejes de ser mi Alexia...-

Ella sonrió feliz, abrasándole también.
-Nunca voy a dejar de ser tu Alexia, como tu nunca dejaras de ser mi ángel de hielo- susurró suave, sonriendo, sabiendo que estaba entre los brazos del hombre que la amaría por lo que era, aun cuando su forma de ser, no fuese "adecuada para el" a los ojos de la sociedad...

Pero era lo que el alma de aquel antiguo triste angel del amor necesitaba, una llama unica, y por sobre toas las cosas , llena de bondad, cariño e inocencia.




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