Otoño en Colores en un Mundo Acromático

Hoy 21 de marzo empieza el otoño en el hemisferio sur , donde esta ubicado el pais de esta humilde escritora.
Como regalo especial y para recibir la estación he aqui, una pequeña parte de Colores en un Mundo Acromático: El gato de la Luna y el Lobo del Sol

Mi casa no quedaba lejos del centro, caminando llegábamos en unos veinte minutos, así que entre las hojas doradas desparramadas en la acera comenzamos nuestro camino. Yo caminaba algo lento, lo admito a pesar de ser delgado y ágil, soy un soberano haragán fanático de la ley del menor esfuerzo físico, contrario a Maximilian que parecía entusiasta y se contenía de acelerar el paso para permanecer a mi lado…
-mmm esto es curioso- murmuré mientras por la calle resonaba el crujido que hacían las hojas cuando las pisábamos, por lo que Max, con esa energía desbordante me miro interrogante con esos ojos de cachorro inocente.
-¿Mmmm esto?- preguntó mientras la brisita movía las hojas amontonándolas de a poco en los bordes de la calle, suspiré y disfrute de aquello, amaba esos pequeños detalles de la vida y Max pareció notarlo, porque también empezó a prestar atención a aquellos mínimos detalles mientras seguíamos caminando.
-Que tu vayas rápido, porque quieres llegar al destino y yo lento porque me gusta lo que estoy viviendo, es como… si fuéramos al mismo ritmo, pero con diferentes objetivos..-
Dio un saltito al verse descubierto pero entonces, otra vez este extraño personaje recién introducido en mi mundo, volvió a sorprenderme, estrechando mi mano con la suya y caminando feliz, no iba tan apresurado como antes pero definitivamente me hacia caminar a un ritmo no tan lento como el mío, pero a su vez podía notar en su rostro como disfrutaba de la brisa, del panorama dorado y ocre que nos ofrecían las calles, mientras empezaban a distinguirse más negocios y el bullicio de la ciudad un sábado por la tarde, llena de adolecentes con ganas de divertirse, iba supliendo el susurro del viento y el movimiento de las hojas caídas…
Max no soltó mi mano, ni yo la de él, caminábamos, hablábamos de nuestras cosas favoritas, la charla se llevaba sola y no había ni un solo silencio incomodo, todo se enlazaba, todo se encadenaba…